domingo, 14 de enero de 2018

TARDES DE VIERNES


   Añoro las tardes de los viernes de mi infancia. Cuando mi padre esperaba, fumando, sentado en el coche, a que mamá preparase todas las cosas. Entonces bajábamos, ellos se ponían a discutir por las bolsas que no cabían en el maletero, y nosotros nos aposentábamos en el interior de aquel vehículo con olor a bar y el sonido del informativo de las seis. Luego al final papá, como desahogo, sorteaba algún sopapo entre nosotros y así comenzaba mi fin de semana.

   Hoy, los viernes por la tarde, recojo mi absurda vida y la meto en la maleta del olvido, junto con cajetillas de cigarrillos y botellas de ron. Con esa compañía espero la llegada del lunes, ahogando mi mente entre vapores de tabaco y alcohol. Solo quiero perderme en la mirada de la luna y al verme en un espejo no reconocer mi reflejo, ni saber quién soy. 


Fotografía: Tanja Jeremic

2 comentarios:

  1. Hola Javier, me ha gustado mucho tu relato, como te apoyas en los recuerdos del pasado de tu protagonista, para describir los sentimientos que le atormentan ahora. Muy bien llevado. La primera persona le da muchísima fuerza.
    Muy bien escrito como siempre. Me encanta

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    1. Conchi, muchas gracias por tu comentario y por tus palabras. Los recuerdos del pasado casi son personales, los actuales no.
      Un abrazo.

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