jueves, 20 de julio de 2017

LA DOLCE VITA


   Fue salir de clase y el teléfono ardía. Tras escuchar a mi profesora destripar la influencia del mundo homérico en la pintura, lo que menos me apetecía era pegar mi cara a la pantalla. Tenía curiosidad, pero era imposible. Entre la caterva de apuntes que llevaba y el estuche del fagot colgado a la espalda, me faltaban manos. Mi cabeza era un chisporroteo de ideas para organizarme la tarde. Quería ir a la conferencia sobre Giorgio Morandi. Desde que vi la película “La dolce vita”, estaba enamorada de su pintura. Decidí tomar un café y mirar el móvil. Entonces mis ojos brillaron, tenía un correo del Museo Morandi de Bolonia. Me concedían una beca para realizar mis estudios de postgrado allí. Al fin la vida era dulce conmigo.

(microrrelato publicado en www.cincopalabras.com 3ª semana Julio/17)


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