miércoles, 26 de octubre de 2016

ROSAS ROJAS


        

     Allí estaba él, como todas las mañanas, su boina, su abrigo y su puesto de flores. El mejor puesto de flores, con las rosas rojas más bellas de la ciudad, ubicado en la estación del metro llamada “Primavera”, justo al final de la escalera de entrada a la misma. 

     Todo el mundo le preguntaba:

     -“¿Cómo consigue usted esas rosas tan rojas?”

     El siempre contestaba lo mismo:

     -“Es secreto de familia”

   Desde su posición oteaba y dominaba los andenes de la estación y observaba el ir y venir de la gente.

   Todas las mañanas regalaba dos o tres rosas, siempre con el mismo procedimiento y a las mismas personas que el seleccionaba, jovencitas y solas.

     -“Hola señorita le regalo una rosa por su belleza”

     Al anochecer vigilaba su regreso, le interesaba confirmar que la soledad les acompañaba.

    Tras varios días o incluso semanas, al final lograba la confianza de la elegida, del hola y adiós, se pasaba a pequeñas conversaciones sin importancia.

     Por fin llegaba el día en el cual su ansía de posesión ya no tenía freno. Al anochecer cuando la jovencita en cuestión asomaba sus piernas por la escalera, el se preparaba y decía:

   -“Por favor señorita pase por aquí al interior de mi puesto que tengo una rosa especial para usted”

   La joven, confiada, sin miedo, entraba e inmediatamente y sin que ella pudiera reaccionar recibía un fuerte golpe en la cabeza que le hacía perder el conocimiento, simultáneamente la persiana del puesto ya se había cerrado dando la sensación de que allí no había nadie.

   A partir de ese momento en el interior del puesto de flores comenzaba el más macabro de los procesos para desangrar a la víctima, posterior descuartizamiento y disolución de los huesos en ácido, para la más completa desaparición de cualquier vestigio de la existencia de la jovencita en aquel lugar. 

   La sangre obtenida iba a servir para regar el plantel de rosas y así seguir obteniendo las rosas más rojas de la ciudad.

   A la mañana siguiente allí estaba él, su boina, su abrigo y su puesto de flores.





( Relato presentado al concurso de Editorial Zenda http://www.zendalibros.com/concurso-historias-miedo/ )

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