jueves, 15 de septiembre de 2016

AL DESPERTAR


     Como sombras disipadas por un nuevo amanecer, así los encontrará el primer rayo de sol que entre por la ventana de su dormitorio.

     Ambos en la misma cama, pero en distinto lugar. Son eso sombras que conviven en la misma casa, que se cruzan sin tocarse y que se ven sin mirarse.

      Sombras que se acompañan solo porque el miedo a la soledad les empuja a ejercer la prostitución de los sentimientos.

    Lo peor vendrá ahora en cinco minutos, cuando suene el despertador, tendrán que ponerse la máscara, darse la vuelta, mirarse a los ojos y decirse buenos días cariño.


(microrrelato enviado al programa Wonderland/RNE4 30/04/16)

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